Promover el desarrollo del comercio y la inversión internacionales a través del arbitraje contribuye al desarrollo económico y al bienestar de la población mundial.
El arbitraje y las instituciones que lo administran han consolidado un espacio propio en la resolución de conflictos, que ha cobrado especial importancia en un mundo globalizado por el comercio internacional.
El incremento exponencial de transacciones entre empresas de diferentes países e, inclusive, entre empresas y Estados, determina una mayor posibilidad de conflicto, el cual requiere de ciertas condiciones para su resolución. Entre dichas condiciones se encuentran la neutralidad, un sistema judicial eficiente, así como un marco legal que proteja y garantice los derechos de las partes en el país que corresponda, promoviendo la inversión y el comercio internacional.
Suecia y Singapur reúnen las condiciones antes referidas y hoy son dos de los más destacados “hubs arbitrales”. Con historias diferentes, han logrado convertirse en un importante apoyo al desarrollo de la economía mundial